Problemas populares de un viejo judío zen

A lo que me alcanza la memoria es la primera vez que reseño un disco.  No es que no me guste la música y que no me haya tirado horas y horas oyéndola, comentándola, tocándola y cantándola incluso, cuando mis niveles de autocrítica andan muy bajos.   De mis gustos musicales ya les hablaré otro día si viene al caso.  Les adelanto que son eclécticos y que van desde Satie al Piyayo, desde Pink Floyd a Serrat, pasando por... por demasiadas estaciones.

Lo que quería contarles es que acabo de escuchar el disco Problemas populares de Leonard Cohen y quería avanzarles a sus incondicionales (que no lo hayan oído) que la única pega que tiene es su brevedad.  Poesía a raudales, ironía, mitomanías judaizantes, desesperanza, un poquito de zen, unas gotas de desamores y unos buenos tragos de crítica socio-política entre metafórica, simbólica y descarada.

Todo con esa voz de pre-ultratumba, que se acerca cada vez más al recitado y que no necesita más que su sola presencia, profunda y ronca, para acompañar a unas palabras más profundas si cabe.

Cuando salió el single "Almost like the blues" hace un mes o así, me propuse traducirlo y, al hacerlo, me percaté de que Cohen usa una estrofa de cuatro versos heptasílabos que riman los pares.  Dado el parecido con la copla, abordé sin más una traducción libre, o mejor, libérrima y este fue el resultado (perdónenme los puristas, los filólogos y los traductores; es una nueva osadía de mi espíritu amateur leonardesco):

 

CASI COMO LA TRISTEZA

 

Vi gente muerta de hambre.

Vi asesinar y violar.

Mientras su pueblos ardían

intentaban escapar.

 

No me crucé sus miradas

porque bajé la cabeza.

Era ácido y era trágico,

casi como la tristeza.

 

Entre dos crueles ideas

tengo que morirme un poco

y al acabar de pensar

tengo que morir del todo.

 

Hay tortura, asesinato,

mis vanos rompecabezas,

guerras y niños perdidos,

Dios, casi cual la tristeza.

 

Para no pudrirme en vida

congelo mi corazón.

Papá me llamó “elegido”

y mi madre lo negó.

 

Yo escuchaba la historia,

que era buena y era amena,

de gitanos y judíos,

casi como la tristeza.

 

No hay un infierno debajo

ni hay en el cielo un Dios,

dice quien todo lo sabe.

Lo dice el gran profesor

 

Recibí una invitación

que un pecador no desdeña.

Casi era la salvación,

casi como la tristeza.

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