Miel en la punta de un cuchillo

Un viejo monje, que había vivido una vida muy activa, fue nombrado capellán de un convento de muchachas.  

     Durante las discusiones en grupo a menudo el amor se convertía en el tema central.  El monje advirtió esto a las jóvenes:

     --Debéis comprender el peligro que hay en el exceso en cualquier aspecto de la vida.  El exceso de ira en el combate lleva a la imprudencia y a la muerte. El exceso de ardor en las creencias religiosas conduce a la cerrazón y a la persecución.  El exceso de pasión en el amor lleva a construir una imagen de la persona amada, que poco tiene que ver con la realidad, lo que acaba en ira y frustración.  Amar demasiado es lamer miel en la punta de un cuchillo.

     Una de las muchachas le preguntó: 

    --¿Cómo es que un monje célibe como tú puede saber tanto del amor entre un hombre y una mujer?

    --En algún momento, queridas niñas, --respondió el anciano-- os contaré por qué me hice monje.

 

 

(cuento zen traducido de The Daily Zen, Charlie Ambler)

 

 

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