Liberados

A partir del día uno de este año quedan liberadas para el uso público las obras de los autores fallecidos en 1936, entre los que destacan Unamuno, Lorca, Muñoz Seca y Valle-Inclán.   Con motivo de tan funesta y mercantil efeméride, he repasado una colección de poesía de este último, el más prolífico, polifacético y "extravagante ciudadano" (Primo dixit), que murió precisamente el 5 de enero.

 

Valle era un prestidigitador del lenguaje, de la estirpe de Quevedo, que juntaba churras con merinas y hacía saltar chispas en la Academia.  Melancólico, provocativo, telúrico y sarcástico, supo como nadie calar España como un melón maduro y exprimir todo lo que tiene de risible y patética.  En un poema de A propósito, titulado "A propósito de España" lo imité tímidamente.  Sé que muchos pensaron que tanta irreverencia y tanto sarcasmo antipatriótico no casaba demasiado bien con el resto de mi obra.  Además, para los conciertales, Eduardo Retamero lo musicó con un pasodoble, al que yo aporté un kazoo carnavalesco que incrementaba su raigambre esperpéntica y, por ende, valleinclanesca.  Qué le vamos a hacer, es lo que tenemos los poetas, que vamos dando la nota allá por do pasamos.

 

Pero volvamos a don Ramón.  En estas Claves líricas de Austral está el famoso libro La pipa de Kif, en cuyo interior hay un largo poema titulado "La tienda del herbolario".  Del fragmento 11 entresacaron los Tabletom unos versos para una de sus míticas coplas sativescas.

 

Así que ya están liberados don Mendo y Bernarda Alba, Max Estrella y Augusto Pérez, la reina castiza y el cura que no creía en Dios.  Yo por mi parte, me apunto a la liberación que propone Valle:

 

       "Por la divina primavera

       Me ha venido la ventolera

 

       De hacer versos funambulescos

       -Un purista diría grotescos-

 

       Para los grandes respetables

       Son cabriolas espantables.

 

       (...)

 

       En mi verso rompo los yugos

       Y hago la higa a los verdugos.

 

       Yo anuncio la era argentina

       de socialismo y cocaína.

 

       (...)

 

       ¡Pálida flor de la locura

       Con normas de literatura!

 

       ¿Acaso esta musa grotesca

       -Ya no digo funambulesca-

 

       Que con sus gritos espasmódicos

       Irrita a los viejos retóricos,

 

       Y salta luciendo la pierna

       No será la musa moderna?".

 

 

Cráneo previlegiado.

 

 

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