Otra vez la filología etrusca

Hace unos meses escribí una entrada sobre el ministro de educación y la filología etrusca.

 

Pues hoy llega el momento de ya, a las claras, reivindicar tan denostada disciplina.  La razón es que recientemente he sabido algo muy cotidiano que desconocía y que gracias al latín y su relación con la lengua etrusca, se aclara y comprende.  

 

A ver si consigo explicarlo sin que se me duerma nadie.  En griego había una letra para el sonido /g/ de "gato", que se llamaba gamma y que se escribía de una forma (Γ) que no tiene nada que ver con la actual letra G.  Los etruscos no tenían ese sonido /g/ en su lengua, así que cuando copiaron el alfabeto griego pasaron de la gamma.  Cosas más raras se han visto.  Pero los romanos, que copiaron el alfabeto etrusco (no el griego), sí lo tenían y se quedaron a dos velas.  Así que se aguantaron mucho tiempo con la C para los sonidos de la C y de la G.  Por el contexto sabían cómo había que pronunciarla.  Pues bien, así las cosas, cuentan que a un esclavo liberado (o liberto) se le ocurrió marcar con una rayita en la parte baja de la C para indicar que sonaba G. Luego la rayita se enganchó con el resto et voilà, así nació la G.

 

Todo esto estamos contándolo en clave de mayúsculas, que eran las que se usaban por aquel entonces.  Las minúsculas no aparecieron hasta el siglo III d.C. en papiros de la administración romana, pero esa es otra historia tan aburrida o interesante como ésta (o más).