Insistencia

Seré breve.  En el país de la sutileza, del haiku y la cortesía no cuadra que venga un gaijin, un extranjero, un guiri calvo como yo a dar la tabarra con Japón.

 

Me imagino a muchas y muchos de ustedes cada vez que saco alguna entrada sobre este país: "Ya está el pesado este con su niponfilia, que si los japoneses son así, que si son asao, que si son crudos, que si allí todo funciona muy bien, que si los ninjas dan saltos espectaculares, que si el sushi, que si la puntualidad de los trenes que si la educación y la eficacia...  Qué pesado.  Pues aquí también se vive muy bien, con nuestra paella, nuestros bomberos toreros y nuestros políticos que no iban mucho a clase".

 

Así que, invirtiendo la frase publicitaria de un seguro, diré: "Permítanme que no insista".  Sé que otros y otras no estarán de acuerdo con esta decisión.  Lo siento.  No querría pecar de pesado y resultar contraproducente.  No quiero decir con esto que no vaya a volver a hablar de Japón, porque va a resultar casi imposible.  Mientras tanto me limitaré a subir algunas fotos de vez en cuando y a repetir, como en el viejo romance del conde Arnaldos, "yo no digo mi canción / sino a quien conmigo va".