Beso y lucha en una esquina

Quienes viven en Málaga y alrededores quizá conozcan la noticia.  El gran pintor y dibujante, mi tocayo Ángel Idígoras pintó en la esquina de un derribo de la ciudad una versión espectacualar de la famosa foto del beso de Robert Doisneau.  Lo completó con un verso del Nobel Vicente Aleixandre: "la memoria de un hombre está en sus besos".  Al poco tiempo alguien apostilló con una pintada en la que preguntaba sobre los besos de las mujeres.  Y culminó su intervención escribiendo "machirulo" junto a la firma del dibujante.  Hasta aquí, los datos.  

 

Ahora viene la polémica, que, como dijo Heráclito, es el padre (no la madre) de todas las cosas.  Cierto sector de las feministas defienden la idea de que se hagan pintadas sobre las pintadas.  Este es un país libre petado de artistas, opinadores y opinadoras.  También han afeado a los hombres que salieran en tromba en defensa de un macho (un machista, según ellas).  Los defensores y defensoras (que las hubo y hay) de la magnífica pintura (ya desaparecida por el afán despolemizador del autor, que la borró días después) hablan de falta de respeto a la cultura (sin duda la pintura lo era y con mayúsculas) y de ignorancia contextualizadora con respecto al verso del poeta.

 

Y ahí va mi opinión.  Bueno, la acabo de dar en la segunda parte del párrafo anterior.  Por lo que conozco de Ángel personalmente y por el resto de su obra no me cabe la menor duda de su compromiso con los derechos de las mujeres.  El mero hecho de que haya borrado él mismo su obra para evitar el conflicto dice mucho más que cualquier disquisición culturalista o historicista.  El conflicto no es malo en sí (a veces, incluso, es necesario), pero el hiperpolemismo que respiramos en este país de caínes machadianos y abeles unamunianos debería ser sopesado para no acabe siendo una cansina e inútil letanía de rabias, cabreos y lamentos.